Español / Inglés

LUIS
RESTREPO

ARQUITECTO

LUIS RESTREPO GÓMEZ
1960 Bogotá, Colombia

Estudios

1984

Universidad de los Andes, Bogotá. Arquitecto

1987

The University of Michigan, Ann Arbor, Michigan. Master of Architecture.

Docencia

1988-2000

Facultad de arquitectura
Universidad de los Andes.

2000-2002

Facultad de arquitectura
Universidad Javeriana.

Exposiciones y publicaciones

1990

La casa en la arquitectura moderna colombiana

1930-1990 Museo de Arte Moderno, Bogotá.

1991

Artistas y orfebres, Galería Deimos, Bogotá

Artistas y orfebres, Colombian Center, New York

1992

‘Luis Restrepo Gómez, Obra arquitectónica’
Revista Proa No.409

1993

El lenguaje de la madera, Galería Deimos, Bogotá.

2001

Luis Restrepo, Arquitectura. Villegas Editores.

2005

Arquitectura en Colombia y el sentido del lugar, Último 25 años. Exposición y libro. Sociedad Colombiana de Arquitectos.

2007

Luis Restrepo Construcción. Villegas Editores.

2010

Cuadernos de viaje. Villegas Editores.

  • Arquitectura

    Libro editado en Octubre de 2001 por Villegas Editores, Bogota, Colombia. Textos de Alberto Saldarriaga y Luis Restrepo. Reúne una selección de veintiocho proyectos Arquitectónicos, desde el inicio del ejercicio profesional hasta la fecha de publicación del libro. Los proyectos incluyen: edificios de apartamentos, industriales y comerciales, casas unifamiliares, restauración de bienes patrimoniales, remodelación de bienes existentes. Cada proyecto viene acompañado por una descripción del arquitecto Alberto Saldarriaga, una serie de fotografías exteriores e interiores y unos planos básicos.

    No existe una cronología rigurosa en el orden en que aparecen los proyectos, pero están básicamente dispuestos en orden descendente empezando por los últimos proyectos y terminando por los primeros. La edición de este libro se hizo en español y en ingles, la fotografía es de Claudia Uribe.

  • Construcciones

    Libro editado en Octubre de 2007 por Villegas Editores, Bogota, Colombia. Textos de Miquel Adria y Alberto Saldarriaga. Reúne una selección de catorce proyectos Arquitectónicos, desde el año 2001 hasta la fecha de publicación del libro. Los proyectos incluyen: edificios de apartamentos, casas unifamiliares y un edificio comercial. Cada proyecto viene acompañado por una nota del arquitecto Alberto Saldarriaga, una serie de planos que permiten la comprensión integral de la construcción y un conjunto de fotografías exteriores e interiores.
    No existe ninguna cronología en el orden en que aparecen los proyectos. La primera parte del libro agrupa proyectos diseñados para clima frió en bogota y sus alrededores, después viene el edificio comercial y finalmente están agrupadas una serie de casas en clima caliente. La edición de este libro se hizo en español y en ingles, la fotografía es de Pablo Rojas.

  • Cuadernos de Viaje

    Libro editado en Febrero del 2011 por Villegas Editores, Bogotá, Colombia.

    Textos de Luis Restrepo. Reúne una amplia selección de apuntes de viaje. Desde la época de los estudios universitarios del autor hasta la fecha de publicación del libro. El libro esta dividido en siete cuadernos que se han dispuesto en orden descendente empezando por el último y terminando por el primero. Cada cuaderno viene acompañado por un breve texto del autor y trae las fechas entre las que se realizaron los dibujos. Dentro de cada cuaderno no existe ninguna cronología en el orden en que aparecen los dibujos, ni hay referencia a los lugares en donde estos fueron realizados.

Miquel Adría

Alberto Saldarriaga

  • El Proceso

    Luis Restrepo

    Anterior a un objeto arquitectónico existe un paisaje, que puede ser natural o urbano. El edificio es un intruso en el paisaje, coloniza un vacío que invariablemente modificará el lugar. Cómo lo transforme o en qué medida lo transforme es la responsabilidad que pesa sobre el arquitecto. Todo lugar tiene un alma: una fábrica y un bosque, una ciudad y una playa. La síntesis de los elementos que componen el lugar nos revela el espíritu de ese paisaje, que no es otra cosa que el contexto en el cual se inscribirá un edificio.

    La estética predominante nos ha dejado la manía de pensar que los objetos están por encima del contexto, por lo cual los diseñadores están abocados a la dudosa tarea de crear paradigmas que por su propio peso sean modelos alrededor de los cuales adquiere coherencia un lugar. A pesar de que en la teoría y en la práctica existen antecedentes que contradicen esta tesis, cada día vemos más edificios que nos hablan exclusivamente de los intereses estéticos, intelectuales y económicos de sus creadores. En una época de sobrepoblación y ciertamente de sobreconstrucción, la perspectiva es, por decir lo menos, desalentadora.

    Diseñar un edificio en un sitio "idílico" o en uno "caótico" es una tarea igual de exigente. Sin importar el contexto, en todo proyecto debe buscarse reafirmar el espíritu del lugar. En un barrio subnormal el lenguaje popular tiene tanto que decirnos sobre las posibilidades formales y estéticas de la propuesta arquitectónica como el paisaje de una montaña andina.

    Reafirmar, reinterpretar, complementar e incluso contrastar el carácter del lugar son opciones que nos llevan a entender el edificio como un elemento natural, como parte de un todo. El hecho arquitectónico debe partir del contexto, el entorno es la génesis, la esencia de la imagen misma con que es concebido el edificio.
    Del estudio del contexto puede extraerse un sinnúmero de lecciones adicionales. Si entendemos que, no obstante su diversidad, la agrupación de elementos individuales puede constituir un todo coherente, que percibimos como el espíritu de un sitio, es posible suponer que existen unas formas de relación que, a pesar de ser contradictorias, no rompen la noción de unidad. Es en el manejo de las texturas, los coloridos, la escala y las proporciones donde un arquitecto puede proponer una obra original que no rompa con el paisaje en que se construya.

  • Lo mismo podríamos decir de los elementos que componen el edificio, de cómo se puede combinar una variedad de factores, manteniendo una unidad donde no aparezcan elementos que alteren la armonía del todo.

    Es dentro de este marco de ideas como he intentado darles a mis proyectos una coherencia que permita reconocer posturas comunes, así haya obras que en su lenguaje o en su programa sean diferentes unas de otras.

    El proceso de diseño de un proyecto parte de concebir una imagen con una posición clara en relación con su contexto. Esta percepción inicial es un tanto intuitiva y necesariamente se confronta con un análisis posterior de las condiciones y la vocación del lugar.
    Es en esta etapa cuando el arquitecto debe afinar con mayor cuidado su sensibilidad, y cuando la arquitectura adquiere un parentesco más estrecho con la noción de creación artística.
    Pero a diferencia de la pintura o de la escultura, la arquitectura maneja una doble responsabilidad: con el medio ambiente y con el hombre. ¿Cómo casar entonces la interpretación de un lugar físico con las necesidades y expectativas que sobre un edificio tienen sus usuarios? Mi aproximación al problema es la de incorporar al hombre como parte esencial del contexto. Un ejemplo de ello sería considerar que en

    un proyecto urbano los aspectos culturales son parte constitutiva del paisaje físico.

    Como un libro, la arquitectura se va haciendo frase a frase, párrafo a párrafo. A partir de un planteamiento inicial, se van moldeando las formas, los espacios, las proporciones, hasta que va cogiendo cara. Me resulta difícil pensar en un caso en que haya imaginado de entrada la totalidad de un edificio. Sin embargo, siempre aspiro a reconocer en esa totalidad el principio sobre el cual se fundamenta el conjunto.

  • ¿Cuáles son, entonces, las reglas con que se van armando paso a paso las frases y los párrafos? ¿Cuál es el principio básico que ordena la construcción de un proyecto?

    Las herramientas son bien conocidas: la composición, los ritmos, las proporciones, la escala, la luz. Estos elementos no son otra cosa que categorías de relación entre las partes. En la arquitectura estas categorías no sólo están relacionadas entre sí sino que están en función del individuo, que es el centro mismo de la disciplina.

    El desarrollo del diseño arquitectónico es un constante cuestionamiento acerca del hombre y de la sociedad en que está inscrito. En la satisfacción de las facetas de la condición humana está la razón de ser de las diferentes expresiones de la arquitectura.

    En mi caso, trato de estar siempre en contacto con la historia de la arquitectura. Ésta representa no sólo una constante reflexión sobre la naturaleza del hombre sino una lección permanente sobre el manejo de las relaciones entre los componentes y las herramientas de la arquitectura. Difícilmente podríamos aprender más sobre el manejo de la composición o de las proporciones en otra parte. Porque es en la historia, al fin y al cabo, donde encontramos un significado más profundo del contexto.

  • El Diseño

    Luis Restrepo

    El diseño actual debe ser una comunión entre la identidad cultural propia y la estética de las tendencias globales del momento que vivimos. Diseñar es combinar una serie de factores para producir un resultado. Sin embargo, muchas veces no son estos factores los que determinan la calidad de la solución, sino el ingenio y la lógica con que se plantee su combinación.

    El diseño -urbanístico, arquitectónico o industrial-, refleja siempre la realidad de una coyuntura: bien porque pretenda resolver un aspecto de una problemática particular, bien porque represente una reacción a esa realidad. Captar los aspectos globales y locales que influyen las tendencias de diseño es, pues, tarea fácil. Un proyecto de diseño que desconozca la existencia de cualquiera de los dos está fuera de contexto, resultaría inapropiado y, seguramente, poco atractivo.

    Desafortunadamente, la historia reciente de nuestras ciudades está marcada por múltiples ejemplos de edificios que son una transcripción de proyectos aparecidos en revistas internacionales. Para complicar el panorama, esta transcripción va acompañada de las deformaciones que sufre la aplicación de la técnica y la limitación de recursos con que contamos. Los materiales, la factura o la escala son por lo general inapropiados. Y el resultado de tal implantación en un contexto como el nuestro es caricaturesco.

    El problema es todavía más complejo si se mira desde el ángulo urbano en el que cada elemento debe dialogar con su entorno y en donde muchas veces la ciudad es el resultado de la informalidad y la falta de control. El producto final es lamentable. No obstante, nos resulta tristemente familiar.

  • Nuestra tradición ha sido la de maximizar los recursos disponibles, sin que los resultados sean la burda copia de una idea sino más bien su ingeniosa reinterpretación, logrando resultados reconocidos local e internacionalmente.

    La crisis social y económica por la que atraviesa el país no es nueva; nuestra historia ha sido un proceso violento y difícil. La industria y el ingenio locales han sido puestos a prueba en más de una ocasión, y aunque los resultados han sido dispares, existen también antecedentes positivos. Es tal vez a través de la divulgación de esta tradición, como podemos crear conciencia de la importancia de buscar las condiciones de una estética y una producción auténtica que nos permita consolidar nuestro lugar en el concierto global.

    Artículo aparecido en la revista Semana Colección, No 82.

  • La restauración y el silencio

    San Vétale en Ravenna es, con Santa Sofia en Estambul, uno de los edificios mas conocidos del periodo Bizantino. Una obra maestra de la arquitectura de occidente. El estado de conservación de la iglesia es sorprendente, mantiene intactos buena parte de sus famosos mosaicos y de la pintura mural original. No termina uno de entrar al edificio cuando un sentimiento sobrecogedor invade al más desprevenido de los visitantes. La fuerza de la historia y de lo sagrado se suman a todos los recursos arquitectónicos y artísticos de la era de Justiniano, para crear la atmósfera dramática propia de las iglesias ortodoxas del periodo. El visitante se pierde por un momento en la complejidad del pasillo exterior concéntrico, para acceder al espacio circular central que remata en una alta cúpula. El problema consiste en mirar hacia arriba… la cúpula remata en un fresco clásico de extraordinaria calidad pictórica. Sin duda una obra de arte de primera categoría. La dificultad esta en que independientemente del valor de la intervención, la distorsión que produce acaba con la atmósfera y la unidad del edificio. Al momento de pintar el fresco no prevaleció el sentido de la historia ni el respeto por el extraordinario valor del monumento Bizantino, el afán por lo contemporáneo y por la imposición de una moda estuvo por encima de cualquier otra consideración.

    En nuestro medio, la consolidación de la arquitectura republicana en Bogota, marca un desafortunado episodio en la transformación de nuestro patrimonio construido.

    El lenguaje neoclásico que no había tenido oportunidad de madurar en nuestro medio, fue sobrepuesto como una capa de maquillaje a los viejos edificios coloniales. Por supuesto existen estupendos ejemplos de arquitectura en ese período, pero la gran mayoría de las intervenciones republicanas son de una marcada pobreza. El manejo del lenguaje arquitectónico es normalmente ingenuo y tiende a ser estridente y superficial, en contra vía con la esencia de las viejas edificaciones que tenían el valor de la depuración propia de trescientos años de historia.

  • El valor de un edificio es su espíritu. Espíritu que esta construido por la coherencia y la calidad de los valores que lo componen. Los ires y venires de la historia normalmente desvirtúan esa esencia. Una construcción sin duda tiene que servir a su tiempo y por lo tanto debe incorporar el presente. Pero su vigencia consiste principalmente en la preservación de su esencia, de sus valores. Lo verdaderamente bueno no esta sujeto a las modas, perdura porque es producto de un largo decantamiento que lo lleva a representar lo más depurado de un proceso cultural. En la medida en que un edificio realmente tenga valor, debe mantener su espíritu intacto y debe ser objeto de una intervención respetuosa, neutra, que le permita acomodarse al devenir de los tiempos.
    Existen multitud de ejemplos de intervenciones afortunadas, son las que complementan el espíritu del edificio sin destruirlo.

    Las que lo restauran sin transformarlo o por el contrario las que lo transforman sin agredir ni destruir lo bueno que tienen y representan. En esta última línea se destaca la extraordinaria restauración de Carlo Scarpa del Castelvecchio en Verona, una profunda intervención moderna, para convertir en museo un palacio medieval.

    Por otra parte no hay dogmas definitivos. En esta materia debe ser el espíritu de cada edificio individual el que hable por sí mismo. Es necesario entonces entrar en el proceso de la investigación y de la obra para ir descubriendo los secretos que cada construcción guarda celosamente debajo de capas y capas de adiciones e intervenciones. Guiados únicamente por el respeto hacia los valores más destacados del pasado y la neutra intervención del presente, se lograra la recuperación de la esencia del

  • Casas de la Escuela De Artes y Oficios Santo Domingo


    Casi nueve meses después de la celebración de una misa considerada como el primer acto de fundación de Santa Fe de Bogotá, el 27 de abril de 1539 se llevó a cabo la fundación oficial de la ciudad con el trazado de la Plaza Mayor (hoy plaza de Bolívar).
    Durante la colonia en las manzanas colindantes de la plaza se construyeron edificios y residencias de la mayor importancia. Con el pasar de los años y la llegada de la republica estos predios empiezan a subdividirse y a reconstruirse por partes. A principios siglo XX muchos de ellos son convertidos en casas de alquiler, oficinas, hoteles, colegios, centros de reclusión, para finales del siglo XX muchos son abandonados, demolidos o transformados en inquilinatos y prostíbulos.

    Este proceso de deterioro que se extendió por todo el centro histórico, es particularmente lamentable en lo que corresponde al antiguo barrio de el Palacio (al occidente de la plaza de Bolívar).

    La importancia de este sector es enorme, no solo porque hace parte del antiguo núcleo fundacional, sino por que esta en un terreno más plano, fue el escenario de muchos de los edificios más grandes y significativos de la ciudad colonial. El estado en que hoy se encuentra este lugar es terrible, muchos de los edificios han desaparecido y tantos otros no tardaran en hacerlo. En este contexto, la Familia Santo Domingo decide adquirir los predios para la Escuela de Artes y Oficios. Desde el punto de vista del deterioro urbano, la intervención de las casas es una oportunidad de contribuir a mejorar las condiciones de habitabilidad del sector. Desde el punto de vista de los propios edificios, por lo menos dos de las casas se habrían derrumbado en poco tiempo si no se hubiera procedido a su restauración.

    Las tres casas son:
    Primera casa: carrera 8 No. 9 – 21. Segunda casa de sur a norte sobre la carrera octava Segunda casa: carrera 8 No. 9 – 37. Situada inmediatamente al norte de la anterior Tercera casa: calle 10 No. 8 – 73. Perpendicular y colindante por la parte posterior con los predios anteriores

  • Contexto histórico

    La manzana que nos ocupa se encuentra, desde el momento de la fundación de Santafé en un punto privilegiado con respecto al resto de la ciudad. En efecto se trata de una manzana cuya esquina se asoma a la Plaza Mayor, entre la sede de la Real Audiencia y la sede del Cabildo. Que forma parte del frente occidental de la plaza destinado históricamente a albergar las instituciones del estado.

    Una manzana ubicada en el cruce de dos ejes fundamentales en el desarrollo y el crecimiento de la ciudad. La carrera octava que se conoció como la calle de Florián, paralela a la congestionada Calle Real (hoy carrera séptima), se consolidó en el siglo XIX como la principal avenida comercial de la ciudad. La calle de Florián era reconocida por sus amplios andenes, locales exclusivos y edificios de la mejor arquitectura en los cuales funcionaban las sedes de los primeros bancos de la ciudad y del país. Por otra parte la que conocemos hoy como la calle diez, fue la primera vía que surtió de agua potable a la ciudad.
    En este contexto, la Familia Santo Domingo decide adquirir los predios para la Escuela de Artes y Oficios. Desde el punto de vista del deterioro urbano, la intervención de las casas es una oportunidad de contribuir a mejorar las condiciones de habitabilidad del sector. Desde el punto de vista de los propios edificios, por lo menos dos de las casas se habrían derrumbado en poco tiempo si no se hubiera procedido a su restauración.

    El sistema provenía del acueducto de Agua Vieja, que trajo el agua de la Quebrada del Soche sobre la vertiente del Río Fucha. Los vecinos de esta calle gozaron siempre del privilegio del agua y por esta razón marcó un eje sobre el cual se construyeron importantes casas y edificios públicos: iglesias, conventos, el primer teatro de la ciudad, la plaza de mercado, un hospital y cuatro de las principales plazas de la ciudad colonial y republicana: la plaza de Egipto, la plaza Mayor, la plaza de los Mártires y la plaza España.

    Por su ubicación no cabe duda de que la manzana haya sido subdividida en cuatro partes en el acto mismo de fundación de la ciudad, en el que se entregaron los lotes contiguos a la plaza a los primeros conquistadores. Así mismo y siguiendo el esquema típico de ocupación de las manzanas coloniales, los predios se construirían primero en las esquinas y luego sobre los bordes contra las calles. El centro se conservaría sin construir, destinado para solares, huertas, lugares de crianza y cuidado de animales.

    Estos espacios abiertos, originalmente se prolongaban hasta las calles y tenían acceso independiente de la casas a media manzana sobre un muro de cerramiento. Con el paso del tiempo estos conjuntos se fueron subdividiendo y densificando a tal punto que si miramos las manzanas coloniales que sobreviven, encontramos que están construidas en su totalidad y que rara vez quedan rastros de los antiguos solares. Por fortuna esta manzana en particular, conserva un área importante sin construir de lo que fue

  • originalmente la huerta y el solar del cuadrante sur occidente. Es uno de los pocos testimonios que quedan de los antiguos solares santafereños. La Escuela de Artes y Oficios contrató el estudio histórico de las tres casas que son hoy su sede. Los estudios fueron realizados por la arquitecta Marcela Cuéllar y por la Fundación Erigaie. Es oportuno anotar que estos estudios fueron, tal como lo declaran sus autores, muy difíciles de llevar acabo, las fuentes son limitadas y a veces se contradicen, hay un grado de especulación y desafortunadamente no se extienden en el tiempo más allá de uno o dos siglos.